Sin Crédito ni Fondo
Qué bonito debe ser
pasearse en cueros por escenarios
entre luces de neón
al calor de los focos blancos y de color,
enseñándole el miembro a las muchachas
que voraces por él se pelean
mientras varios tipos sin cuello
las retienen como pueden
para que yo no caiga víctima de su eróticas fantasías.
Bonito y agradable
sin duda debe ser
vivir la vida loca
sin dar palo al agua,
ajeno a toda realidad
de un trabajo con el sudor de la frente remunerado,
ajeno a las pestes bubónicas
de las gargantas de los jefes,
ajeno a malaventuras enfundadas en trajes
de corbata y pinzas con pantalón.
Que bonito y agradable
debe ser,
(digo yo),
recorrer todos esos cuerpos de mujer sin cerebro
ávidas del fastuoso miembro del Rock’n’Roll
con mi lengua
por ella fluyendo viscosa locura,
haciendo hincapié
en los puntos de colores
de cosas rectas
y de calidos y agrios sabores.
Ser estrella del Rock’n’Roll,
cantar espesas y distorsionadas canciones
de doloroso amor,
de pérfidas traiciones,
cantar Blues con Jendrix y Morrison,
hacerle el amor a diosas del porno,
de la eterna fornicación,
de la pasión por el vino y el coito.
Ser estrella del Rock’n’Roll
me cago en Dios,
y no un puto parado
sin crédito ni fondo.
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