El Genotipo de un Adiós
Aquí estoy,
lamiéndome las heridas
que tus pupilas dejaron en mi alma,
que será carbonizada al atardecer
en la incineradora de los sueños no cumplidos
ideada por un bigote de tocino salado
magnetizado en negativo
con ciertas descargas repentinas
administradas por el magnate de homicidios en primer grado,
el cual no paraba de repetirse
asustado y enfermizo:
“¿Procedo o Contacto?”
a la par que se servía en un tubo de baso
un Walker Jhonny con agua imantada,
“Fetén” marca registrada.
Y un Cristo
hecho
a mi imagen y semejanza
que despistado
la paja en el ojo ajeno observaba,
promulgaba movimientos báquicos
a través de un amplificador hecho a base de ovillo de verbo,
y proclamaba a los cuatro vientos
con sabias las palabras:
la masa furibunda devorará tus restos al amanecer,
en batería: tu papel es importante,
corrige el pecado que te hace inocente,
pues no por dejar de pensar
oyen más los sordos.
No te dejes confundir por los pigmentos del ensueño,
que importa si amanece
o si tragas cabezas de alfileres,
atente a la inmaculada concepción
de Ser Etéreo,
a buenas horas mangas verdes,
el suicidio ha sido autorizado,
tiene todos los papeles en regla,
es completamente legal.
“¿Por qué la muerte no estará encerrada
en un caja fuerte
bajo llave
y ciento un mil combinaciones indescifrables?”
concluía, ahogado en su propia sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario